martes, 28 de diciembre de 2010

EN EL BEJARANO



Solo y recogido en mí silencio contemplo el paisaje desnudándose de otoño
Es un día soleado de diciembre, el aire es fresco y la escarcha se evapora en la hoguera del sol.

Reflexiono sobre todo lo acontecido en estos años, el tiempo que va dejando su huella de recuerdos, de seres queridos, de nostalgia, pero el paisaje me reconforta, como el abrazo amoroso de una madre. El rumor cadente del arroyo caudaloso es música que anuncia abundancia y fertilidad en la naturaleza. El viento fresco del norte acaricia mi rostro recor-darme que ya es invierno. También en mi corazón se desoja de los últimos sentimientos del otoño.

Busco el calor y abrazo el sol, necesito el consuelo para curar mis tristezas, la gente añorada, los momentos vividos. ¿Porque he venido aquí a buscar en mi soledad la paz pedida en estos días? ¿Por qué todo me sumerge en mi mismo como si buscara el manantial de mi Ser? Pero la hierba ya brota en los prados y con ella la esperanza .El invierno no es la muerte solo el sueño, la quietud .Miro todo atento, como si mi mirara de forma nueva, descubro mundos en las perlas que el roció dejo sobre la hierba. Todo brilla hoy, cuando venia Sierra Nevada aparecía sobre el horizonte amplio como ahora es mi mente. Toda esta limpio, el aire perfu-mado de jaras y romero inspira al poeta que hay dentro, en este cielo azul como el mar mi mente navega deseosa de libertad.

Arroyo Bejarano
Domingo 26 de diciembre de 2010

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